Durante las próximas semanas hablaremos de Eduardo Martínez Torner. Nos acercaremos a su figura y ahondaremos en aquella España de luz y sombras.
De sus múltiples facetas, voy a destacar la menos conocida, la educativa y la comprometida.
Su figura en Asturias, para el público en general, es conocida como folklorista y la inmensa labor que desarrolló recogiendo y transcribiendo la riqueza cultural de los pueblos evitando así su pérdida irreparable.
Su carácter reservado y discreto, poco amante del ruido y del boato, unido a una guerra civil, exilio y prematura muerte, han hecho que su persona pase desapercibida para esta provincia, salvo en los círculos corales y del folklore asturiano.
Por eso considero tan importante conocerlo y reivindicarlo como uno de los músicos más influyentes en aquella república recién estrenada. Cuya labor de divulgación de la cultura como parte fundamental en el desarrollo intelectual de un pueblo, lo convierte en una de las personalidades más importantes de su época y sin duda de nuestra provincia.
De toda su ingente labor e implicación, os voy a destacar una de la menos conocida para el gran público, su trabajo en las Misiones Pedagógicas. En las que fue el máximo responsable del departamento de música. Encargándose de la dirección del «Coro de las misiones Pedagógicas» y de la formación musical de las maestras y maestros, que iban a los pueblos.
Tanto él como Alejandro Casona fueron decisivos en aquel maravilloso entramado de divulgación de la cultura. Una cultura que se había convertido en un derecho de la ciudadanía española. Y que resultaba muy lejana a los pueblos de aquella España que despertaba a la democracia.
Asturias fue gracias a ellos protagonista de una de las épocas más esperanzadoras, ilusionantes y transformadoras que nunca España ha vivido.
Amparo Antuña Asenjo
Directora del Conservatorio.
BREVE SEMBLANZA
Eduardo nació en Oviedo el 7 de abril de 1888, Hijo de Filomena Torner, de la familia conocida en Oviedo como «Los Catalanes», y de Antonio Martínez Díaz, pastor de Llamo (pueblo del concejo o municipio asturiano de Riosa), empleado en la hacienda de la familia materna, la casona de Regla, edificio ovetense del siglo XVIII. Inició sus estudios con Baldomero Fernández, Saturnino del Fresno e Ignacio Ruiz de la Peña (organista de la catedral de Oviedo), y se examinó libre de los cinco primeros cursos de piano en el Conservatorio de Madrid, finalizando sus estudios tres años más tarde. De 1912 a 1914, estudió en la Schola Cantorum de París con Vincent d’Indy, teniendo que regresar a España con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Fue becado en 1916 por la Diputación de Asturias para proseguir sus estudios en Madrid.
Entre 1932 y 1933 Torner se integró en las tareas de las Misiones Pedagógicas como creador y director del Coro del Pueblo (compuesto por estudiantes universitarios y estudiantes y de Magisterio, y coordinador general encargado de la selección de pasajes y temas musicales.
Se exilió en Londres al comienzo de la Guerra Civil Española. En la capital inglesa participó en las labores culturales del Instituto Español, activo desde el 20 de enero de 1944 al 31 de diciembre de 1950, y en programas de folklore en la BBC. Murió en 1955, cuando preparaba su regreso a España.
DIRECTOR DEL CORO DE MISIONES PEDAGÓGICAS
Las Misiones Pedagógicas desarrollaron actividades de teatro, cine, pintura, lectura y, también, de música. El Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (núm. 877, Madrid, 31 de mayo de 1933) informa de la celebración del primer año de actividades del Coro y Teatro de Misiones Pedagógicas. Esta reseña nos cuenta que la primera actuación tuvo lugar en Esquivias, el 15 de mayo de 1932, y refiere la ofrecida en Garganta de los Montes en el mismo día de 1933.
María Luisa Malló nos cuenta más detalles de esta actividad como compositor, comenta alguna de las obras citadas y recoge un bonito testimonio de la actividad coral en su trabajo del folklore (Universidad de Oviedo, 1980, pág. 70):
«Torner, aprovechaba los domingos para representaciones en los pueblos de las provincias limítrofes de Madrid (Toledo, Segovia, Ávila, Ciudad Real) para regresar por la noche puesto que la mayoría de los integrantes del grupo eran estudiantes universitarios que, lógicamente, tenían clase con el comienzo de la semana. Las vacaciones de Navidad, Carnaval, Semana Santa y final de curso se empleaban en giras de quince días que posibilitaban el llegar a pueblos más remotos del resto de las provincias españolas, como la Alta Sanabria, los valles del Tiétar y el Tormes, la Sierra de Béjar, la Extremadura de los Conquistadores o la ruta de don Quijote por el corazón de la Mancha o la de los Comuneros de Castilla por tierras de Valladolid, Zamora…, para deleitar gratuitamente con comedias y canciones a los campesinos y serranos que, según el testimonio directo de Jesús Gallego “oían embobados las bellezas de nuestros clásicos, pues en los pueblos precisamente, donde no hay teatros, es donde con más entusiasmo se escuchan las representaciones teatrales”. “¡Qué magnífica labor”, me decía el señor Gallego, “la de aquellos magníficos misioneros! Y todo eso era obra de Torner y de Casona, asturianos ambos hasta los tuétanos, a quienes algún día se hará justicia, honrándoles como se merecen.”
Sobre el Servicio de Música y su actividad encontramos memoria más detallada en las publicaciones del Patronato de Misiones Pedagógicas. En el primer volumen (Madrid, 1934, págs. 71 a 82) nos dicen que se han repartido 38 gramófonos “confiados a maestros nacionales y a otras personas en localidades apartadas”, y discos “escrupulosamente seleccionados para formar interesantes colecciones graduadas que comprendan obras universales o de estimación general”. “La música y su comentario se incluye siempre en el programa de las actividades para niños y adultos. Las audiciones, son escuchadas con delectación.”. En el resumen de los trabajos realizados en 1934 (Patronato de Misiones Pedagógicas, Madrid, 1935, pág. 90) se informa de que ya son 66 los gramófonos repartidos junto a 2135 discos.
En esta memoria se hace una interesante reflexión (pág. 89): El Patronato debe satisfacerse por ahora con esto, ya que así se estimula la afición musical y la formación del público de mañana. No obstante, convendría insistir en la labor, ayudar a la preparación del Magisterio en las Escuelas Normales y dar algunas instrucciones a los encargados del servicio en los pueblos.” Siguiendo esta directriz, empezaron a redactarse unas notas para repartir con los discos. Eduardo Martínez Torner era el responsable de elegir las grabaciones, que iban acompañadas de unas fichas informativas. En el resumen de los trabajos realizados en 1934 (Patronato de Misiones Pedagógicas, Madrid, 1935, pág. 90) se informa de que ya son 66 los gramófonos repartidos junto a 2135 discos
Al mismo tiempo que comienza su trabajo como director del Coro de las Misiones, Torner entra a formar parte del Real Conservatorio de Música que entonces dirigía Antonio Fernández Bordas. Entró como profesor interino de “Prácticas de folklore” el 7 de diciembre de 1932 para ayudar a Óscar Esplá, que prefería concentrarse en las clases de “Folklore aplicado a la composición” y que se había incorporado al conservatorio unos meses antes.
La baja de Torner consta en el conservatorio a partir del 31 de marzo de 1939, por desaparición, tras haber prestado sus servicios en Valencia, en el traslado del archivo del Centro de Estudios Históricos y otros tesoros nacionales. Óscar Esplá (1889-1976) era un hombre influyente en la República que confió en Eduardo Martínez Torner y que probablemente le introdujo en las Misiones como hizo en el Conservatorio. Los testimonios biográficos nos dicen que Torner era un hombre sencillo y poco ambicioso. Esplá, sin embargo, pertenecía al Patronato de Misiones Pedagógicas y presidía la Junta Nacional de Música y Teatro Líricos. Algunas de sus canciones formaban parte del repertorio del Coro y de las grabaciones.
Fuente: Texto publicado en el catálogo de la exposición Las Misiones Pedagógicas, Conmemoraciones Culturales y Residencia de Estudiantes, Madrid, 2006. Véase “El Servicio de Música: Eduardo Martínez Torner y Pablo de Andrés Cobos”, en las páginas 414 a 443. Víctor Pliego de Andrés.